En
noviembre de 1961 llegaba a los kioscos americanos un nuevo cómic de
superhéroes que venía a aprovechar la estela creada por la llamada “edad de
plata” de DC cómics y que en esos momentos tenia por bandera cómics como
Superman, Batman y Flash (donde se introducen las tierras paralelas en el
“Flash de dos mundos”), pero con unos momentos de acusada infantilidad bastante
sonrojantes (culpa de “La seducción de los inocentes” de Wertham).

Pero
lo que verdaderamente fue revolucionario (y le hace merecedor de estar en mi
lista) es la inauguración de algo que será un quebradero de cabeza en el
futuro: la continuidad.
Hasta
estos momentos la continuidad brillaba por su ausencia en los cómics. Había
algunos casos, pero eran ínfimos y como mucho podían afectar a unos pocos números
(Bucky se rompe una pierna y esta dos números de “baja”) pero que no se usaba
como herramienta para construir historias (y universos) a su alrededor.
Stan
Lee decide que sus nuevos héroes, y que inician el sello Marvel Cómics, lleven
como bagaje todas las aventuras que vivan y que tendrán repercusiones en sus
futuras historias. Y para que la gente no se líe, decide que cuando algo venga
de una historia pasada se indique en un recuadro, para que así los lectores
puedan retroceder hasta esa historia y ver esos hechos a los que se hace
referencia.
Poco
a poco va extendiendo este método a todas las series que va publicando en la
Marvel. Al principio es muy fácil: él es el escritor de casi todas las series (bueno, escritor
es mucho decir…digamos que daba las ideas, los dibujantes plasmaban esas ideas
y el añadía a posteriori los diálogos) pero que cuando las series se
masificaron y ya entraron multitud de guionistas la cosa se volvió un tanto
infernal y era mas fácil encontrar fallos en ella que un acierto (Marvel creo
un no-premio para los lectores que detectaran estos fallos y los denunciaran).
La
continuidad es lo que ha hecho a los cómics de hoy lo que son: no solo se
recuerdan anteriores enfrentamientos con los villanos (y sus resurrecciones)
sino que todo el bagaje personal de los personajes se ha ido sumando hasta
hacerlos como son hoy en día.
Sin la continuidad seguramente
Peter Parker seguiría en el instituto, pero gracias a la continuidad le hemos
visto pasar del instituto a la universidad, de trabajar en el Bugle a pasar a
un laboratorio tecnológico, a no olvidar a Gwen Stacy y que su muerte aun le
pese en determinadas situaciones. Pero la continuidad no hace solo interesantes
a los héroes, sino también a los villanos: el Duende no seria lo mismo sin la
muerte de Gwen que sin ella, sin los diferentes encuentros que tiene con Spiderman y cuando descubre quien es Spiderman no lo olvida, como si le ocurría a Lex Luthor con Superman.
Y la mayor idea de continuidad la
introdujo también su “creador”: si Los 4 Fantásticos son una familia, y Reed y
Sue pareja, ¿por qué no hacer que se casen y tengan un hijo?. Así refleja Lee
la vida real en los cómics.
En definitiva, un gran cómic que
Panini esta reeditando en formato Gold, y que aunque nos puedan parecer un
tanto ingenuos hoy en día, son muy disfrutables por ser aventuras de ccff total
sin mas complicaciones (los líos de continuidad vendrían mas tarde)
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