
Era
el típico cómic que cuando ibas a la tienda te lo quedabas mirando mientras
echabas un ojo al ultimo numero de La Patrulla-X o de Los Vengadores, pero que
en mi caso estaba bastante lejos de mis posibilidades económicas. Hasta que un
día en clase se lo vi al Bicho (así le llamábamos, y el mote se lo puso una
profesora) en la mochila y logre convencerle que me lo dejara.
Todo
era raro: el dibujo no era estático como el de los cómics americanos , el color
no era plano y los personajes eran ¡japoneses!. Y encima la temática mezclaba
ciencia ficción con política, religión y filosofía. Era algo totalmente
diferente a lo que se editaba en aquella época, porque lo mas adulto se
publicaba en revistas como Cimoc y El Víbora, que o bien costaban mucho o no
estaba muy bien visto que un crío las leyera.
La
pena es que la publicación fue muy errática, el primero se publico en España en
1990 y no se termino de publicar hasta casi una década después. Por eso Akira
no llego a ser el cómic que popularizo el manga en España, sino que acabo
siendo mas un cómic de culto que uno mayoritario. Tardo mucho en completarse,
los precios no eran baratos y la distribución era errática (era una especie de
tradición el visitar cada semana Elektra y preguntar por el ultimo numero).
Tampoco
ayudo a popularizarlo la distribución de la película: en Madrid creo recordar
que se estreno solo en los cines Luna y durante una semana como mucho. Recuerdo
que en la sesión a la que fui no seriamos mas de 10 personas (solo hemos sido
menos en una sesión cuando fui a ver Acción Mutante: 5 personas). Y no es que saliese
contento: la primera parte de la película es igual que el manga,
pero el medio se desviaba ya bastante y el final era mas o menos parecido, pero
con el tiempo me he dado cuenta que es una película estupenda y si bien no es
fiel en total si es fiel a su espíritu.
Pero
vamos al manga. La primera edición que nos llego a España era la versión
americana, que venia coloreada por Steve Oliff y que se había publicado en Epic
(un sello de Marvel y que antecedió temáticamente y en funcionamiento a Vertigo
de Dc) y que Otomo considera como la edición capital. Posteriormente Ediciones
B (que co-edito la primera con Glenat) publico la obra en seis tomos y en el
blanco y negro original con que se edito en Japón. Y la ultima edición que
tenemos ahora mismo es la de Norma, que retoma la coloreada y que también esta
dividida en seis tomos (y que ahora se puede conseguir en un bonito cofre que
incluye el Akira Club, que son ilustraciones, material de propaganda y otras
curiosidades).
Otomo
creo una obra por la que no pasa el tiempo, la puedes haber leído hace años que
si la vuelves a leer ahora te parecerá igual de novedosa. Supo crear una
historia en la que habla de política y de religión, del poder supremo y de lo
peligroso que este puede ser en manos equivocadas, pero dándole una patina de
acción que hace que la historia sea trepidante y que no decaiga en ningún
momento. Y cuando parece que todo esta ya listo para finalizar, llega y le da
la vuelta por completo a la historia y vuelta a empezar.
También
nos mostró que los protagonistas de comics no han de ser héroes per se. En su caso son
una pandilla de moteros que solo buscan divertirse, ligar, tomar drogas y
apalizar a los de las demás pandillas. El protagonista se mete en medio del
fregado porque persigue a una chica que ha visto en un centro de detención. Eso
era algo que en los comics de acción occidentales no se solía hacer: los
superhéroes eran buenos tíos y lo hacían porque era su deber (hasta que llego
Lobezno y triunfo).
Y
rompió la linealidad de las historias: podíamos leer varias lineas narrativas
que transcurrían paralelas (y llegaba a haber bastantes) o encontrarnos un
salto temporal dentro de la trama (y que forma parte del Mcguffin que voltea la
trama a mitad de la serie).
En cuanto al dibujo, Otomo
muestra como maneja de manera magistral las técnicas narrativas occidentales y
orientales. Usa un tono realista muy del gusto occidental mezclándolo con los
recursos narrativos japoneses como el uso de lineas cinemáticas, visión
subjetiva, etc..) lo que hace que la narrativa ayude a seguir el guión sin
perderse en ella por demasiado confusa o simple. Es como si el comic fuera el
propio storyboard de su adaptación fílmica.
Ahora Akira ha dejado de ser un
comic de culto. Esta al alcance de todos, tanto en b/n como en color y la
película la puedes encontrar en cualquier gran superficie de ocio (acaba de
editarse en BluRay). Así que si no lo habéis leído, ya estáis tardando, porque
es una obra capital del comic mundial.